28 ene 2011

MUJERES GUERRERAS; MUJERES DE CORAJE

Cuando Débora comenzó su ministerio, Israel estaba muy conmocionada. Las calles no eran seguras, había guerra en las puertas y sufrían opresión, esclavitud y temor del rey cananeo. "En los días de Samgar hijo de Anat, en los días de Jael, los viajeros abandonaron los caminos y se fueron por sendas escabrosas. Los guerreros de Israel desaparecieron, desaparecieron hasta que yo me levanté. ¡Yo Débora, me levanté como una madre de Israel! Cuando escogieron nuevos dioses, llegó la guerra a las puertas de la ciudad, pero no se veía ni un escudo ni una lanza entre cuarenta mil hombres de Israel. Mi corazón está con los príncipes de Israel, con los voluntarios del pueblo. ¡Bendito sea el Señor!" (Jueces 5:6-9, énfasis agregado).

Dado que Israel había pasado media generación en esclavitud, Débora sabía que, potencialmente, habría mucha resistencia a la idea de levantarse para confrontar al opresor, porque el pueblo realmente tenía miedo y estaba convencido de que no podía ponerse a la altura de su enemigo. Pero clamaron al Señor, y Él les respondió.

Débora había recibido un plan del Señor para sacar a Israel de la cautividad. Tuvo la fe y la valentía de confrontar osadamente los temores del pueblo, y aún de otros líderes- para que el plan se cumpliera tal cual lo había dicho el Señor.

En el ámbito natural el enemigo superaba en mucho a Israel en número, de hecho, las posibilidades de que tuvieran éxito en cualquier tipo de revuelta contra su enemigo eran totalmente ridículas. Jabín, el rey cruel cananeo, era muy inteligente. "Canaán" significa "humillar, derrotar, someter, dominar". Esto es lo que él hizo a Israel: les robó su fuerza, su valentía y su dignidad; exactamente lo mismo que el diablo trata de hacer aún hoy.
El ataca nuestra mente y nuestro intelecto y desarrolla una fortaleza en nuestro sistema de convicciones. Desde esa fortaleza, aplasta nuestra fe en Dios, nos roba la valentía y nos averguenza volviéndonos pasivos y quitándonos la voluntad de luchar.

Débora era una mujer de coraje que cumplió su llamado y su destino en Dios. Tuvo que ser valiente para responder al llamado del Señor y obedecer su plan, sin importar las circunstancias; tuvo que tener la osadía y el coraje de una guerrera para llevar a sus tropas a la victoria.

Y el general Barac no quiso ir a la guerra sin tener a Débora a su lado. No sólo se aferró a su sabiduría y revelación profética, sino al coraje que ella recibía en abundancia del Señor. Barac tenía fe en la palabra profética y se lo incluye como uno de los héroes de la fe en Hebreos 11:32. Pero más allá de su fe, necesitó coraje para concordar con la palabra profética y ponerla en practica con obediencia.

La relación entre Débora y Barac es otro ejemplo de hombres y mujeres que colaboran para cumplir los propósitos de Dios. Es también una figura de la unción apostólica y profética que fluyen juntas para lograr victorias para el Reino.

Débora estuvo dispuesta a hacer todo lo que fuera necesario para posicionar a Israel para la victoria, aunque esto significara ir a la batalla. A veces Dios nos llama a ser mensajeras de su palabra; pero otras veces tenemos que estar dispuestas a unirnos a la batalla y luchar para que su voluntad se cumpla.

Dios quizá no nos pida que llevemos un mensaje solamente, sino que también ayudemos a que se cumpla. Debemos ser valientes y sensibles al Espíritu Santo para que la batalla logre su máximo cometido.

El ejemplo que nos ofrecen las escrituras a través de la vida de Débora, nos desafía a creer que tenemos un llamado superior de parte de Dios. Pero ese llamado puede requerir que, muchas veces, nos alistemos para la batalla.

¡Déboras, nacimos para marcar una diferencia!


Tomado del libro:La compañía de Débora.